Las parejas que viven anclados en el como si, viven en una irrealidad en la que interactúan con su entorno fingiendo que son felices, que están contentas, que aman, que se sienten amadas, que han logrado sus objetivos. Es una situación en la que no es necesario cambiar nada porque todo se ha logrado. No hay desafíos, ni proyectos, no hay deseos. Se podría pensar que el estado en el que viven es un estado ideal porque ya no tienen que esforzarse ni poner sus energías en proyectos que pueden acarrear frustraciones. Sin embargo, sus estados emocionales reflejan una gran insatisfacción y una falta de empuje para cambiar aquello que no los satisface fingiendo que ya no les queda nada por lograr, que ya nada se puede cambiar.
Las relaciones de pareja son muy diferentes unas de otras. Podríamos decir que ninguna es igual a otra ni siquiera las diferentes relaciones que establecen las mismas personas a lo largo de su vida.
En primer lugar la diferencia fundamental yace en que los sujetos que las componen son únicos e irrepetibles. Van cambiando a lo largo de su vida. Sus gustos, deseos, valores y elecciones se sostienen en parámetros diferentes determinados por las necesidades biológicas, emocionales y sociales que dirigen cada momento de su vida.
Las parejas que viven anclados en el como si, viven en una irrealidad en la que interactúan con su entorno fingiendo que son felices, que están contentas, que aman, que se sienten amadas, que han logrado sus objetivos. Es una situación en la que no es necesario cambiar nada porque todo se ha logrado. No hay desafíos, ni proyectos, no hay deseos. Se podría pensar que el estado en el que viven es un estado ideal porque ya no tienen que esforzarse ni poner sus energías en proyectos que pueden acarrear frustraciones. Sin embargo, sus estados emocionales reflejan una gran insatisfacción y una falta de empuje para cambiar aquello que no los satisface fingiendo que ya no les queda nada por lograr, que ya nada se puede cambiar.
No se puede vivir en el letargo. Porque vivir no es sólo respirar, implica avanzar, retroceder, caerse, levantarse, fracasar, cumplir metas. En resumidas palabras, vivir es estar en constante movimiento. No se puede vivir sin desear. El deseo es el motor de la vida.
Las relaciones que se establecen están plagadas de idas y vueltas, de encuentros y desencuentros. Asumir que las cosas no son tal cual las desean permite a las personas salir del letargo y de la seudo comodidad en la que descansa el como si y vivir.
El tiempo que comparten dos personas relacionadas por un vínculo de amor erótico (parejas sentimentales o afectivas) va transitando distintos estados, algunos más placenteros que otros. Los altibajos son normales y hasta podría decir necesarios para sentir que existe un vínculo que los une. Sin embargo, los períodos de apatía donde parece que nada nos moviliza pueden transformarse en el escenario propicio para que una pareja entre en un bucle de declive que en algunos casos puede desembocar en una ruptura, en una infidelidad o lo que es aún peor: en un vivir como si. Como si fueran una pareja.
Lo que diferencia la relación de pareja del resto de relaciones que establecemos es que en las relaciones sentimentales (pareja) está presente el componente erótico, que puede variar en intensidad, pero que tiene que formar parte de este tipo de relaciones para que puedan definirse como tal.
El amor pasa por diferentes etapas. En un primer momento existe la idealización, ese otro que enamora es todo para la persona amada. Con el paso del tiempo el amor se vuelve más real, elegimos a ese otro a pesar de su imperfección, rompiendo la idea ilusoria de que existe un otro que nos completa.
Con el paso del tiempo las relaciones de pareja se estabilizan, el amor pasional se transforma en un amor acompañado de compañerismo, complicidad, sin embargo, este nuevo tipo de amor debe estar acompañado siempre de la pasión. No se puede definir a una relación como una relación sentimental si carece del componente sexual. La sexualidad entendida en su sentido más amplio, no solo limitada al encuentro sexual. Es ese tipo de sexualidad que se expresa a partir del contacto físico y emocional acompañada de caricias, besos, cuidados, coincidencias, desencuentros. Estableciendo así un tipo de relación que fluye, que moviliza, que no se duerme en el como si.
Para que las relaciones de pareja se mantengan en el tiempo es necesario mantenerlas despiertas y eso solo es posible si esta regida por el deseo con todos sus matices. Deseo de estar juntos, de separarnos, de alejarnos, de acercarnos, de amarnos.
Frases que nos parecen simples y hasta podría decir sin demasiado sentido como al amor hay que alimentarlo, el amor es una planta que hay que regar todos los días, hay que mantener encendida la llama del amor, nos muestran la receta para no caer en el como si o para salir de él cuando se ha caído. Para lograrlo es necesario que ambos miembros de la pareja estén dispuesto a poner sus ganas y sus energías para cambiar esta situación. Fundamentalmente dialogando, sincerándose, expresando cuáles son sus deseos, qué cambiarían, que piensan que podrían hacer para recuperar el amor pasional. Es un arduo trabajo, pero vale la pena intentarlo porque vivir en la apatía y en el desencuentro es un no vivir.
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